Sambo Creek, 10 de marzo de 2017.- El próximo domingo 12 de marzo, se cumplen 80 años de la masacre de Durugubuti (San Juan Tela), perpetrada bajo la dictadura del “nacionalista” Tiburcio Carías, en la cual fueron fusilados más de 19 Garífunas por el comandante Tomás Martínez conocido bajo el nombre de Tomás caquita.
Los 80 años de la masacre coinciden con las elecciones primarias en Honduras, las que se encuentran enrarecidas ante las denuncias que circulan en las Cortes de Estados Unidos sobre la infiltración del narcotráfico dentro de las instituciones estatales, situación que corrobora la condición de Honduras como república mafiosa.
Es conocida las posiciones asumidas por historiadores afiliados al partido nacional, en la cual justifican la masacre como un conflicto intracomunitario y desligan al Partido Nacional y la dictadura como responsable de los hechos. La masacre creó un ambiente de pánico entre los Garífunas de la Bahía de Tela, especialmente entre los habitantes de Durugubuti, donde muchas familias emigraron hacia Belice, teniendo como resultado su asentamiento en la comunidad de Hopkins.
Desde el arribo de las compañías bananeras a inicios del siglo XX a la Bahía de Tela , comenzaron presiones territoriales que obligaron a los habitantes del antiguo Triunfo de la Cruz -conocida hoy en día como el puerto de Tela- a trasladarse al nuevo Triunfo de la Cruz y a San Juan Tela. Hasta la fecha persisten las presiones, ya que las comunidades Garífunas se ven expuestas a una rapiña territorial promovida por empresas de turismo de enclave y la expansión de la frontera de los agrocombustibles, ademas de la conversión inconsulta de buena parte del hábitat funcional Garífuna como áreas protegidas.
Desafortunadamente, más allá de la apología nacionalista, existe una perdida de memoria histórica por parte del pueblo hondureño, especialmente por aquellos que se identifican como seguidores de la ideología fascista del partido en el poder.
La lección histórica que nos brinda la masacre de San Juan Tela y el repudiable fusilamiento del líder comunitario Pedro Martínez, y seguidores a manos del esbirro “Tomás Caquita”; demuestra la expulsión premeditada de los Garífunas de Honduras la cual se remonta a inicios del siglo XX y la invasión a Honduras de Manuel Bonilla financiada por Sam Zemurray.
Casualmente a los 80 años de la masacre en Durugubi se efectúan las elecciones primarias en Honduras, en las cuales la actual dictadura pasará una prueba ante las graves acusaciones provenientes de uno de sus allegados y ex socios.
Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH